jueves, 29 de marzo de 2012

Segunda semana

La segunda semana fue Semana Mechona…excepto por un no muy agradecido ataque con agua (y digo “no muy agradecido” x q salimos de la sala con mucho frío x q el aire acondicionado estaba a 20º C a las 9am), no fue mucho en lo que participé. En realidad no participé en nada más.

Pero es que de verdad ya no me llama la atención! Quizás el carrete fue muy hardcore cuando estuve en el colegio y luego en la universidad, pero de verdad, siento que no me da el cuero. Además, es refome ver a todo el mundo tomar y uno mirando. Claro, podría tomar como si tuviera 20 años, y lo pasaría igual de bien, o incluso sin tomar, pero con el cigarro…el detalle es que ya no tengo 20 años, tengo 31 y ahora uno piensa en la caña del día siguiente, ese dolor de cabeza, el desgano, el dolor de todo, el arrepentimiento, en fin. El día siguiente es un día perdido y con los años uno valora más tonterillas tan insignificantes como la salud y el bienestar. Sí, probablemente suene como una vieja de mierda. No es que no salga o no disfrute. Lo hago, sólo q no me destruyo, porque la inversión no es de 1 día, sino al menos 2. Ahora, tampoco es que me frene o deje de hacer cosas entretenidas x no sentir las consecuencias al otro día, es tan sólo que ahora prefiero otras cosas. Por ejemplo, Lollapalooza J.

Volviendo a la U. Clases de todo tipo, pero la notable es Equitación.
Brígido
En general me gustan todos los animales, pero a los caballos les tengo respeto, incluso algo de miedo cuando corren…bueno, no “algo”…mucho!!! La velocidad me da pavooooor!!!!
Consideré que Equitación era una excelente herramienta como electivo. En vez de tomar acondicionamiento físico o aeróbica y después fútbol, volley o básquet, que por ninguna parte, preferí intentar algo nuevo, que además tiene el plus de acercarme a una especie bastante desconocida para mí.
Jamás supuse el esfuerzo físico q iba a requerir!!!!. Impresionante recordar que tengo músculos en tantas partes!! Como dentista, mi punto de apoyo y de muerte siempre fue el cuello. La espalda baja, a pesar de mi postura horrible, jamás me dolió, aunque estuve con dolor en el nervio ciático por 2 años, que coinciden con los años q trabajé en Pluss Dentt (por favor no trabajen ni se atiendan ahí. Sólo ayudarán a hacer crecer la sinverguenzura y la usurería de los dueños q son ingenieros comerciales con cero empatía x el dentista y el paciente), donde mi silla de trabajo era un chiste de muy mal gusto.
Bueno, el cuento es q al montar, la gimnasia que hacemos sobre el caballo ayuda a soltar tooodo eso. Mi cuello cruje, tengo conciencia de los músculos de toda mi espalda, abdominales y obviamente piernas y brazos, mi elongación está muy penca, y de verdad voy a intentar elongar un poco más en la casa y comer menos para poderme las piernas x q así como estoy me cuesta un mundo hacer las tijeras y esas cosas exóticas. La niña que estaba frente a mí, con un tamaño y peso menores al mío, volaba como una pluma con sus piernas flaquitas. Yo casi me caí del caballo 2 veces, mega humillada, pero –extrañamente- no sentí vergüenza. Estaba aprendiendo, y tratando de mejorar. Obvio que mañana voy a tener los muslos llenos de moretones, pero bueno, gajes del oficio…lo mismo que el trote.  Hoy trotamos con el Diamante. Mi máximo miedo: la velocidad.
Por mucho miedo q me dé, es un ramo, y tengo q pasarlo con dignidad. También me da miedo bioquímica, pero para ser veterinaria tengo q pasar bioquímica, y no me queda otra. Para pasar equitación tengo que caminar, trotar, correr, saltar. Bueno, no yo, el caballo, pero conmigo como jinete.
El profe terminó de convencerme a hacer lo inevitable: era el minuto y el lugar preciso.
Diamante partió al trote y frente al profe “Ah CTM!!”. Apreté fuerte los labios para no seguir con la lista de improperios y seguí las instrucciones, tratando de no recordar que estaba sobre un caballo que trotaría con o sin mi consentimiento porque era el profesor el que lo llevaba, no yo.
Mientras trotaba el profe me dijo que no podría tener la espalda derecha mientras no soltara el cuello. Centré la atención ahí y mi cuello estaba como el de HE-MAN!!! Poco a poco fui soltándolo, mientras el profe me hacía mirar por encima del hombro la cola del caballo, a un lado y al otro, y mil miedo…
El tiempo se acabó antes que empezara a colapsar. Inmediatamente sentí el dolor en todos lados, como después de un choque.
Seguí con el Diamante caminando suave y tratando de soltar el cuello, los hombros, la espalda.
Después le sacamos la silla y lo bañamos. Lo dejamos en la granja limpiecito, listo para comer.
Ahora debe estar durmiendo, más cansado q yo, aunque a mí también se  me cierran los ojos…

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